domingo, 26 de junio de 2011

Dormir bien

Alguien dijo alguna vez: "no es más rico el que más tiene, si no el que menos necesita".

Quien lo dijo por primera debía ser realmente feliz, no lo dudo. Estoy bastante de acuerdo con él, aunque pueda parecer una forma de autoconvencerse y conformarse. Sin embargo, no siempre existe un equilibrio entre lo que tienes y lo que necesitas. Y no sé si es que tengo muy poco o necesito demasiado. En cualquier caso, tampoco pido tanto.

Hace un par de semanas, ocurrió algo que me hizo sonreir y sentirme bien. Terminé bastante tarde de trabajar y llegué a casa bastante cansado, así que me fui directo a la ducha. Tan cansado estaba, que no recordé que había metido a lavar mi albornoz esa misma mañana, y no me di cuenta hasta que salí de la ducha. Sin embargo, encima del lavabo, había una toalla. Mi madre, que llevaba ya un par de horas durmiendo, había pensado que la necesitaría y la había dejado ahí para mí.

Quizá parezca una tontería, pero esa noche dormí, por primera vez en semanas, bien.

Al fin y al cabo, antes o después, cada uno tiene lo que se merece. Y lo único que podemos hacer, es resignarnos y tratar de hacer más méritos para tener algo mejor. Para que, el día que falte el albornoz, haya allí una toalla.

Tampoco pido tanto.

sábado, 18 de junio de 2011

Mentiras recurrentes

Albert Einstein dijo: "si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".

Parece una idea evidente e indiscutible. Tanto, como el hecho de que la contravengo demasiado a menudo. Para fracasar estrepitosamente, claro.

A veces, nos inhibimos a nosotros mismos, nuestros sentimientos, nuestros problemas, nuestros amores y fobias. Hay amores que se mantienen en un silencio unilateral para siempre y fobias que jamás son desveladas. Siempre pensé que no había razón para ello, pero, como tantas otras veces en el pasado, el tiempo me ha quitado la razón con un concepto de peso: el miedo.

Hay algo de lo que siempre he estado convencido, o al menos de lo que he tratado de convencerme: jamás debes temer fracasar. Me refiero a algo que emprendas o realices, en definitiva, algo que dependa de tí mismo. El resultado no tiene por qué ser blanco o negro (ni mucho menos, aleatorio), si no que la tonalidad de gris dependerá directamente de tí. Habrá salido de tu paleta.

Creo firmemente que llevo esta idea al día y la pongo en práctica. Sin embargo, hay algo que no puedo controlar, y es, precisamente, eso: temer aquello que escapa a mi control. No hablo en general, ni muchísimo menos, pero hilando este concepto con lo que hablaba al principio consigo explicar la razón. Mi razón para inhibirme a mí mismo. La razón por la cual tengo cosas que ocultar es el miedo a lo que pueda ocurrir, a la reacción de mi entorno, que es incontrolable para mí, en caso de que se desvelen esas cosas. Probablemente, es una razón cobarde. Probablemente, el resultado sería distinto al que temo. Probablemente, me sentiría liberado si dejase salir todo.

Probablemente, jamás lo haré.

Todos tenemos cosas que ocultar. Yo soy un cobarde, pero tú piensa... ¿cuál es tu razón?